
Aquí estoy ni más ni menos que con el maestro Mario Molina Montes, (q.e.p.d.), el maestro Teodoro Bello y el maestro Manolo Marroquín. Recuerdo que el maestro Mario Molina Montes me regaló un día un reloj hermoso y cuando me lo dio me dijo: “que siempre tengas horas felices”. Conocer a un hombre como él ha sido una de las cosas más hermosas que me han pasado en la vida. El poeta de los ojos verde jade, como le dice Martín Urieta era un hombre maravilloso que amaba la bohemia y cuya sencillez dejaba helados a todos. Porque siendo tan grande siempre fue súper sencillo. Siempre lo recordaré con un gran cariño.